mayo 05, 2009

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La interacción público-cantautor marcó el recital
Fito Paéz logró “la comunión de los corazones” en el Teatro Insular.



Fotos: Jásminka Romanos

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“Un concierto es un momento donde comulgan los corazones”, afirmó Fito Páez antes de finalizar su recital. Y su actuación del sábado en el recién estrenado Teatro Insular fue una clara prueba de ello. Allí, cada miembro del público se aunó en el canto de las letras hasta el punto de que el músico argentino abandonó el micrófono en numerosas ocasiones para dejar que los asistentes cantasen al son de su piano.

A Fito Paéz no le hizo falta una banda para llenar de recuerdos porteños todo el Teatro Insular, compuesto por un público mayoritariamente argentino que enloqueció con los temas de su rockero preferido. “Lanzarote, tengo la sensación de que esta noche nos lo vamos a pasar muy bien”, decía el artista a los asistentes al comienzo del recital; y no se equivocaba. Coros a cada una de las canciones, vítores, bailes, aplausos e incluso declaraciones de amor al cantautor protagonizaron un concierto que estuvo marcado por la interacción del cantante con su entregado público.

Resultó difícil mantener a los fans en sus butacas y la gran mayoría acabó de pie en primera fila bailando cerca de su ídolo. De hecho, el ambiente durante todo el recital fue de un tono íntimo: el cantautor paraba entre canción y canción para confesar algo a sus seguidores, éstos le gritaban elogios desde sus butacas y Paéz se acercaba a la primera fila para intercambiar muestras de cariño.

Temas míticos
Durante el recital, Páez ofreció algunos de sus míticos temas como Mariposas de color, Dar es dar, Naturaleza sangre o Te vi y también otros de su último álbum, “No sé si es Baires o Madrid”, como El cuarto de al lado. Cantó estos temas acompañado de su piano, pero su alma guitarrista no pudo evitar el dejar la banqueta para cantar dos temas acompañado de una eléctrica.

Se suponía que ése iba a ser el fin del concierto, pero el reclamo de bises le llevó a saltar nuevamente a la tarima para entregarse de un modo íntimo a quienes le aplaudían y dedicarles un tema a capela. Tras otro par de canciones al son del piano, los congregados en el Teatro Insular se pusieron en pie, algunos con bebés en los brazos, y despidieron al rockero argentino.