diciembre 09, 2012

NOTA. http://bogota.vive.in

Fito Páez, 20 años después del amor

El disco más vendido de la historia del rock argentino está cumpliendo dos décadas. Hablamos con su creador.

Foto: Archivo particular
Fito y Robertón, de Los Van Van.
Los discos son los puntos de referencia para medir la evolución de un músico. En ellos, el público y la crítica distinguen picos creativos, osadías expresivas y también reveses. Pero hay unos pocos que adquieren una naturaleza especial, que escapan a las categorías preestablecidas, desbordan los límites del autor y se vuelven eternos.

El amor después del amor, el octavo álbum de Fito Páez, pertenece a esa clase de producciones. Después de lanzarlo, la valoración de la carrera del argentino no sería la misma. Temas como Un vestido y un amor, Dos en la vida, Tumbas de la gloria y Brillante sobre el mic convirtieron este disco en el más vendido de la historia del competitivo rock argentino.

“Algo mágico hizo que el disco fuera elegido por tantísima gente”, señala Fito. El cantautor describe así su sorpresa por la altísima cifra de ventas: un millón cien mil copias.

Fuera del éxito comercial, este trabajo, dedicado en muchos pasajes a su pareja de aquel entonces, Cecilia Roth, sirvió para desprender a Páez de las figuras paternales de Luis Alberto Spinetta y Charly García, sus dos principales influencias, que precisamente colaboran en ese álbum, junto con otras figuras como Mercedes Sosa, Gustavo Cerati y Fabiana Cantilo.

¿Qué representa ‘El amor después del amor’ en su carrera?
Es un disco muy querido y celebrado por la gente. Eso es lo principal. Es mágico, nadie sabe bien por qué, pero ha sido un CD favorecido por la aprobación de la gente.

¿Cuáles fueron los insumos básicos que empleó para la composición?
Inspiración y trabajo, lo mismo que en todos los discos que he grabado. Muchas horas al piano, muchas horas escribiendo y la musa inspiradora de Cecilia Roth en esos años fueron una combinación fundamental.

Fue el primer trabajo que hizo con la disquera Warner. ¿Hubo una presión extra para que fuera un éxito comercial?
Tengo la enorme suerte de hacer lo que quiero. Y siempre fue así. En mis discos no existieron ese tipo de presiones. Hago música, gozo y vivo como cualquier hombre que vive y disfruta la libertad de hacer lo que quiere.

¿Se puede catalogar a este álbum como una obra dedicada al amor?
Esas evaluaciones sobre el CD me exceden. No puedo ponerle un cartel al disco. Para eso está el público que recibe las canciones. Yo cada vez sé menos sobre lo que hago.

¿Cómo era aquel Fito de 1992? ¿Adónde apuntaba su carrera?
Nunca pensé en términos de carrera. Cuando escucho a algunos músicos hablar de su carrera, me pregunto: ¿A dónde corren? ¿Hacia quién corren? Lo mío es música, pasar horas escribiendo. Eso no ha cambiado en absoluto. Soy el mismo flaco encerrado en una habitación sentado al piano haciendo música. Nunca apunté a ningún lado. Siempre estuve enfocado en el hacer y no en el llegar.

Tras la gira de este año, con la que ha celebrado el aniversario de ‘El amor después del amor’, ¿qué viene?
Ya tengo un disco nuevo listo y otro por editar. También escribí un libro que está en su última etapa de corrección (la novela El último vuelo de la pena) y un proyecto de película.

¿Por qué el nuevo rock argentino ya no es tan influyente?
No suelo hacer análisis sobre el rock. Lo que sí reconozco es la influencia que Spinetta, Charly y Lito Nebbia han ejercido y ejercen en mí.
Publicado elÓscar Bermeo Ocaña
El Comercio (Perú)
09 de diciembre de 2012