julio 25, 2005

Neuquén! un show de lujo!

Por HERNÁN GIL (diario La mañana de Neuquén)
Durante más de dos horas, el rosarino le pone su estilo a lo que bien podría tratarse de la banda de sonido de su inmensa trayectoria, y del rock nacional.
A fines de 2004, Fito Páez preparaba un disco sólo de piano. Algunas canciones propias y otras ajenas conformaban el repertorio. Pero sus presentaciones en marzo de este año en el Teatro Ateneo, con la colaboración del inmenso Gerardo Gandini, terminó de darle forma a una idea no acabada. ¿El resultado? «Moda y pueblo».

Con este disco -que consiguió nombre en un diálogo entre Fito y alguna gente de Córdoba- el músico rosarino llegó a Neuquén para presentar este nuevo trabajo.Unos cuantos minutos después de las 22 (veinte minutos exactamente), el hombre que forma parte de la historia grande del rock nacional apareció integramente vestido de negro en el escenario del Cine Teatro Español.Apenas una reverencia al público sirvió como preludio del inicio. Sin mediar palabras, el rosarino mostró la extraordinaria versión de piano y voz de «Desarma y sangra», de Serú Girán. «Que linda es esta parte de la Argentina, que linda es la parte de Charly García», vociferó ante un público neuquino que comenzaba a calentar motores. Sería el preludio de una serie de comentarios, consecuencia de la esencia de su disco.«Charly (García), Lito (Nebbia), Luis (A. Spinetta), los Fattoruso y Gerardo (Gandini) son tipos a los que le gusta la música. Parece ingenuo, pero es así», había asegurado Fito en el lanzamiento de su disco, algunos meses atrás.
Clima

A los pocos segundos de «Romance de la pena negra», el telón descubrió a Gerardo Gandini, con sus «gandinitos» (cómo los bautizó Paéz). Ya el escenario disfrutaba de la presencia permanente de la batería de Morelli, el bajo de Guillermo Vadalá, la formación liderada por Gandini y Páez, frente a los teclados.Con sus espaldas enfrentadas, pero con la comunión de talento expresadas al máximo en cada acorde y palabra de «Romance de la pena negra», Páez y Gandini demuestran en vivo lo que el disco anticipa y casi asegura categóricamente.Ya con la presencia activa de Guillermo Vadalá en el bajo, se sucedieron «Bello abril», «Carabelas nada», «Te aliviará», «Ámbar violeta». «De a poquito, la música entra suave y te aliviará el corazón. Si no fuera por la música, yo estaría o en la cárcel o en el manicomio», sentenciaba un Páez que disfrutaba mental y hasta físicamente cada acorde, cada palabra.
Repaso

Luego de la presentación informal de Gandini y el arreglo tanguero con el maestro al piano y Fito en la voz, el rosarino continuó con el repaso de temas que marcaron su historia, arreglados para trío de jazz-rock.«¿A ver cómo suena esto después de tanto tiempo?», fue la introducción de Fito para «Fue amor». Con la guitarra, Fito interpretó uno de sus mayores clásicos ante la primera ovación de la noche. «Yo digo algo. Los chicos que vinieron, ¿no escucharon a Charly, Spinetta, Nebbia», gritó en forma de pensamiento Paez. Alguien le gritó que estaba viejo. «Viejo choto estás vos», replicó. Fueron sólo unos segundos. Algunos instantes en los que Fito quedó colgado, trabado en un pensamiento, que finalmente salió: «¿Sabes quienes están viejos? Viejos están los que no les gusta la música».Luego de «11 y 6», «El chico de la tapa», «Al lado del camino», «Ciudad de pobres corazones», «Brillantes sobre el mic», el concierto retomó «Moda y pueblo» -en el formato acústico con arreglos sinfónicos- para no abandonarlo nunca. Sólo al final.
Búsqueda

«Este es un tema de un músico de los que no existen más», anunció Fito. Así llegó «Muchacha ojos de papel», que tuvo una geografía distinta. No hubo encendedores, sólo celulares, a pedido del rosarino, que hasta se dio el lujo de convertirse en el director de las más de 700 voces que coreaban el tema en el teatro.«Tumbas de la gloria», «Naturaleza sangre» y «Mariposa technicolor», finalizaron un concierto que se da el lujo de recrear -a la manera de Páez- viejas perlitas del interminable e inmenso cofre de temas que tiene el rock nacional.
Bis

Largo, como pocas veces, el Español debió gritar y cantar hasta el hartazgo para conseguir que el rosarino -ya que con camisa- volviera al escenario para los últimos tres temas. «Las palabras» fue el inicio del final. La versión 2005 de «Un vestido y un amor», el tema incluído en la placa «El amor después del amor», de 1992, anticipó el inminente fin. El final de la banda de sonido de esta película discográfica de Fito fue con «Dar es dar», con un Español ya envuelto en un imenso delirio de canto y aplausos.Poco más de dos horas de un concierto que quedará, con seguridad, en lo mejor del año. Así pasó Fito. Un rosarino apasionado, polémico, reflexivo y sin miedo de decir lo que tiene que decir. Un rosarino que disfruta de lo que hace. Y de su talento.