noviembre 09, 2005

Fuente: Diario El Nacional, "No te asustes, Caracas, las cosas van a estar mejor"




El Nacional - Lunes 07 de Noviembre de 2005

Cultura y Espectáculos
“No te asustes, Caracas, las cosas van a estar mejor”
Fito Páez se presentó el sábado y el domingo en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, con su tour Naturaleza Sangre

OLIVIA LIENDO

Fito prometió (y cumplió) un concierto larguísimo

Fotos YANNY MONTILLA
Canciones como tranvías. Vagones cargados de melancolías de tierras extrañas, pieles ansiosas, dolores de corazones maltrechos, vidas que acumulan todo aquello que ya no puede ser y lo que ya ha sido. Y en la estación central está él, Fito Páez, sentado frente a sus teclados, llevando el ritmo con su inquieto pie derecho, grosero, exagerado, acrobático y entrañable.Es el maquinista. Dirige con sus largas manos a los músicos que lo acompañan: Guillermo Vadalá (bajo), Gonzalo Aloras (guitarra), Javier Lozano (teclado) y Jota Morelli (batería). También al colmado público del Aula Magna, al que hizo saltar, usar los teléfonos celulares como velas futuristas, e incluso, en el caso de las damas, quitarse los corpiños para exhibirlos como banderas.A las 8:00 pm llegó directo al piano con “El diablo de tu corazón” y cantó con ese registro tan propio:“No te asustes, Caracas, no./ No te asustes, amor./ Las cosas tienen que estar bien./ Ya no se puede estar peor./ Las cosas van a estar mejor”. Esa modificación de letras fue una constante, que lo llevó a reemplazar cerveza por birras, o Argentina por Venezuela. Fueron pocas las palabras que dirigió a la audiencia, entre ellas “La música es maravillosa, ya sabemos eso” o “Una canción que no ha envejecido nada mal”, refiriéndose a “Tumbas de la gloria”.Cantó “11 y 6”, mientras varias parejas se comían a besos en la primera fila, y luego “Giros” para recordar que la vez que la estrenó en Caracas logró “cama la primera noche”. Anunció que iba a hacer un concierto “larguísimo” y lo cumplió, tratando de complacer a todos.A los que recordaban haberlo oído en Mata de Coco, en la oscura y briosa época de Ciudad de pobres corazones (1987), cuando asesinaron a su tía y a su abuela. A la Generación X, que coreó sus melodiosos temas en El amor después del amor (1992) mientras Páez terminaba su relación con Fabiana Cantilo e iniciaba su romance con Cecilia Roth.Y a los que lo vieron esa noche por primera vez y conocen al “Fito” de Rey Sol (2000), Naturaleza sangre (2003), Mi vida con ellas (2004) y Moda y pueblo (2005), con hijos, desenamorado o enamorado, pero siempre escéptico de todo.Se dio el tiempo para largos solos y sus juerguistas improvisaciones, que hilvanaron un popurrí de temas como “Te vi”, “Al lado del camino”, “Las tardes del sol, las noches del agua” y “El amor después del amor”. Hubo tiempo también para escuchar la versión que grabó con Joaquín Sabina de “Llueve sobre mojado”.Antes de empezar su célebre “Circo beat”, pidió que la audiencia se dividiera en dos para corar la canción, “pero no será la Venezuela dividida por quien sabemos”, dijo. “Lo otro va y viene siempre. Acá, esta noche, la podemos juntar” y continuó con los versos de “mi pasado es real y el futuro libertad (...) todo el mundo juega aquí en el circo beat (...) Casi todos tendrán/ un instante en su touch de gloria”.Cuando se hacía evidente que se aproximaba la hora del desembarque cantó “Dar es dar”, pero la última parada del trayecto fue con “Mariposa technicolor”. Se despidió así el pibe que posee un cuaderno a rayas lleno de astillas contra el mundo, un piano cada vez más desafinado y un mapa del Edén. Vino de Argentina y va a la noche, donde tendrá otro público que cierra los ojos y echa de menos al que les dice: “Yo te conozco de antes,/ desde antes del ayer./ Yo te conozco de antes./ Cuando me fui no me alejé./ Llevo la voz cantante,/ llevo la luz del tren,/ llevo un destino errante,/ llevo tus marcas en mi piel/ y hoy sólo te vuelvo a ver”.