septiembre 25, 2006

Ayer Fito le decía al Diario La Capital.

De regreso. El músico cuenta cómo es su último material "El mundo cabe en una canción" Fito: "Cuando hice este disco sentí que era el momento para hacer la bomba atómica" El rosarino confiesa que experimentó "un pantallazo" en el proceso compositivo de su nuevo compacto
Pedro Squillaci / Escenario, Diario La C apital Rosario.
Pasado, presente y futuro: los tres estados confluyen en "El mundo cabe en una canción", el flamante disco de Fito Páez.
Entre la alegría, la nostalgia y el placer de disfrutar el oficio de músico, el rosarino se dio el gusto de hacer uno de sus discos más simples y profundos de su carrera. "Cuando hice este disco sentí que era el momento para poder hacer la bomba atómica", graficó Páez en una nota concedida en un hotel céntrico de Rosario, a minutos de su regreso a Buenos Aires.
Atrás quedó el rodaje de su película "¿De quién es el portaligas?", el clip de "Eso que llevas ahí", también filmado en Rosario, y ahora presenta su disco. "Estoy en medio de un huracán emocional", confesó mientras silbaba otra nueva melodía.
-¿Por qué el título "El mundo cabe en una canción". -Es una frasesita, soy un hombre que pasó la vida haciendo canciones, por supuesto que hay cosas que formalmente no entran en una canción, pero la idea es que el mundo entero está dentro de cada persona. Uno es un mundo, todas las personas somos un mundo.
-En las letras de este disco revelás al menos cómo es tu mundo.
-Y, sí, hay que pizpear las letras de este disco, porque hay muchos guiños sobre ese mundo, de las formas con las que me crié y se fueron desarrollando.
-¿Hay mucho de autobiográfico? -Hay cosas, sí, pero hay yo, tu, él, nosotros, vosotros y ellos. Hay muchas historias, hay muchas historias cruzadas, está lindo, es muy vital el álbum.
-¿Considerás que este disco es más rockero que el anterior?
-Es que no tengo géneros. Yo soy mi género, entonces, tomo las cosas que me formaron y las pongo en funcionamiento. No puedo hablar de un estilo, pero tiene una sonoridad muy clara. Hay cosas que no hice. Por ejemplo trabajé con acordes mayores y menores, por ahí hay una sexta y una novena, pero decidí algo sencillo. Me salió así y fui muy respetuoso de esa forma.
-¿Cómo fue el proceso de composición?
-Fue un pantallazo, estuvimos veinte días con Vandera y Coki, en el verano del año pasado, en San Esteban, Córdoba, y en esos 20 días compuse el álbum. Tenía sólo dos o tres letras, pero no tenía nada más. Me parecía que estaba el momento para poder hacer la bomba atómica. Eso no quiere decir que los demás no lo sean, pero lo sentí así.
-¿Qué te llevó a palpar esa sensación?
-Mirá, éramos tres locos encerrados en una casa con un montón de guitarras y teclados, sin dormir muchos días, muy apasionados con eso. Y el último día nos pusimos a escuchar todo el laburo, nos miramos y dijimos: "Guaaaau (pone gesto de asombro), ¿qué hacemos con todo esto?", fue muy fuerte. Yo siento que este disco es el lugar adonde arribé, que llegué ahí, como si muchas fuerzas formales se hubieran concentrado y todo lo que sabía lo puse en funcionamiento ahí.
-¿Este disco lo vas a presentar en vivo con la misma banda?
-No lo sé, estoy viendo músicos nuevos, ya toqué con músicos extraordinarios, pero tengo ganas de renovarme. El cine te enseña mucho el tema de los vínculos, porque el rock es más tribal en ese sentido. En cine tenés una historia, necesitás un personaje y tenés una actriz o una película.
En cambio en la música hay algo más tribal, como que todos tenemos que estar ahí. Y no creo que sea tan importante, no hay que comerse tanto la cabeza, una banda es una banda, puede durar un tiempo y después se disuelve y está todo claro.
-En el disco también aparecen temas acústicos muy sentidos.
-Sí, hay dos, tres, que son así. Son respiraderos, hay un tema que habla de una chica que hace un viaje de heroína, y que da aire.
-En general en tus temas siempre hablás del presente, pivoteás hacia el pasado y mirás hacia el futuro. Nunca te quedás quieto en un lugar.
-Y sí, es que en general me duermo cuando las cosas son tan reales y tan concretas. Las palabras tienen una fuerza extraordinaria y hay que usar todos los recursos. A mí no me gusta el ingenio que se vincula a la rima, me duermo grosso. Si quiero leer rima, leo al Martín Fierro, al Cervantes, pero en las canciones me pone un poco nervioso (risas). Es que me di cuenta que lo primero que me sale es la música, y me paso el tiempo queriendo entender qué me está queriendo contar esa música, o sea no quiero partir desde el texto. Aunque lo he hecho alguna vez, pero soy músico, viste, me voy directo al piano, después salen las palabras.
-Cuando estás componiendo el material para un disco,
¿podés visualizar cuál va a ser el hit? -No, yo no. En realidad, yo hago discos, entonces todas las canciones son importantes y están interrelacionadas en el aspecto melódico, rítmico, en los tempos, entonces no puedo decir esto sí, esto no. El tema no lo puedo mirar solo, tengo deformación profesional (risas).
Veo todo, cuando escucho un disco me siento a fumarme un viaje de 45 minutos.
-¿Una vez que el trabajo estuvo terminado qué fue lo primero que viste? -Acá lo que veo es el paso del tiempo. Aprendí a manejar la ansiedad, a no volverme loco, a escuchar realmente qué estoy haciendo, a aprender a escuchar, y disfrutar esa tarea. Antes cuando era más pendejo, quería hacerlo y escuchar el tema ya. Ahora no, quiero tomarme mi tiempo para verlo.
-En el rock nacional se ve cada vez más grupos con pobres melodías... -Ah, pero acá no. Acá vas a respirar, como en el disco de Cerati, que es un disco de una riqueza musical increíble.
Cuando escuché eso dije: "qué bueno, bien, loco". Ese es otro cabezón, es un moderno de verdad, es un artista con una mirada muy genuina, muy apasionada.
-¿Qué sentís cuando ves a los pibes copados con bandas como Intoxicados? -A mí me gusta Pity (el líder de Intoxicados). Es un flaco inteligente, noble, que me da mucha gracia y me da ternura, me gustan sus letras, es muy simpático. Es un tipo noble, eso le veo. Escucho la voz y escucho una misión auténtica. Y a mí eso me gratifica mucho. Las expresiones nobles son las cosas que me gustan, no me importa que tenga 500 notas o que tenga una, si hay nobleza, vale.