noviembre 24, 2006

La música me salvó de la cárcel y la locura” (Milenio, 24/11/2006

Fito Páez regresa hoy a Guadalajara para presentar El mundo cabe en una canción, en el Teatro Estudio Cavaret (Parres Arias y Periférico).
Los boletos cuestan de 300 a 600 pesos y están a la venta en Ticketmaster.



Después de tres años de ausencia el argentino Fito Páez regresa a México, ahora a presentar las canciones de su más reciente trabajo, el decimocuarto de su discografía, El mundo cabe en una canción. Título persuasivo que simboliza el carácter sintético que encierra. “En los álbumes uno pone todo lo que sabe de la vida hasta ese momento”, explica el rosarino. “Y son una suerte de sumario de una época de tu vida, en la cual plasmas algo porque sientes que tienes algo para contar”. Habitado por evocaciones, reflexiones y narraciones, este nuevo disco ofrece más de un nuevo pretexto para conversar con su autor vía telefónica. A continuación algunos de los momentos de la charla.

Mencionas en tu página de Internet que El mundo cabe en una canción es un título político. ¿Por qué?

Hay una frase bastante simpática que dice: “Mercedes Sosa es la voz. Y Franky, no te preocupés que el mundo cabe en una canción”, le decimos a Sinatra. Porque Sinatra es “la voz”, se supone. De hecho, tuvo ese apodo toda la vida: él es “la voz”. Y lo que digo, es que no, que para mi barrio Mercedes Sosa es la voz. Pero que Franky se quede tranquilo, porque lo queremos mucho también. Que no se preocupe, me gusta mucho como frasea, nos cae muy simpático y ha sido un gran actor también. En ese aspecto, enmarca un poco el imaginario en el que fui creado, crecí con todos estos artistas medio fabulosos; están allí medio nombrados todos: Charly García con La Máquina de Hacer Pájaros, Spinetta con su grupo Invisible, Tom Jobim, Mercedes Sosa. Hay allí un mapa mío americano, del cual expongo un punto de vista que a lo mejor no es el habitual.

Decimos, por lo general, “el mundo cabe en una película o el mundo cabe en una novela”, pero a la canción no le damos esa dimensión. Creo que este título lo hace. En otras palabras le hace justicia a la canción.

Sí, posiblemente la jerarquiza, claro. El otro día leía unas declaraciones de Caetano Veloso. Decía que se habían escrito ya muchas canciones en el mundo. Y sí, es probable que se escuchen, pero se han escrito muchas malas canciones y por eso es que ya está tan devaluada. Creo que las canciones de él, las de Caetano, son muy necesarias; las nuevas las queremos escuchar. De hecho hay un disco nuevo que hizo que es extraordinario. Y creo que sí, que en la mediada que la canción se mantenga como una pieza artesanal, como una joya espirituosa, vamos, es muy importante y necesaria. Y no hay que dejarse influenciar de todos los listillos que vienen a hacerse los inteligentes, sin conocer más que dos o tres acordes y han instalado una idea de canción bastante degradada, que no se tocaría con la gran tradición americana que tenemos desde Chabuca Granda hasta Violeta Parra; los maravillosos mexicanos, Jiménez, Lara, Manzanero; los brasileños, los argentinos. Sin hablar de la canción inglesa, española, italiana o la norteamericana, con todos sus géneros. Ahora es un negocio muy generoso, éste, y posiblemente la canción esté un poquito degradada en nuestra época. Pero no está mal, le volvemos a poner la corona.

Me gusta mucho una frase de “La casa de las estrellas” que dice: “Tengo la rabia intacta y no la pienso perder”. ¿De qué rabia hablas?

Es la rabia del chico cuando sale de la panza de la madre. Eso es, ese grito rabioso de “no me saquen de acá, hijos de puta, déjenme adentro”. La rabia que debes tener en el mundo para defender lo tuyo y para defender a la gente que amas. La rabia que tienes que tener para seguir adelante, es una parte importante. No lo entiendo como una parte negativa, al contrario, me parece que es la rabia del león que defiende a su familia. “No toquen esto, no me jodan”. La rabia que define su territorio, su casa.

El disco alude tanto a los poderes curativos de la canción como del tiempo, poderes curativos respecto a las “heridas de la vida”, digamos. ¿Estás consciente de ello? ¿Te ha sanado el tiempo o la canción en algún momento?

Depende del nivel de agudeza de uno para observarse, más que de la canción aquella o el libro aquel, que desde luego pudo haber despertado cosas muy movilizadoras y concretas de las emociones. Pero creo que ahí también uno juega un papel importante. Porque una cosa es lo que somos y otra lo que creemos que somos. Entonces, entre más rápido logres justificar quién eres, es mejor. A mí, particularmente, la música me salvó de la cárcel y la locura, del manicomio. Me parece que sí, que tiene efectos curativos.

Hay un par de canciones que tienen carácter narrativo, son historias. “Rolinga o Miranda Girl” es una de ellas, otra es la del tipo que lo balea su mujer.

Claro, son pequeños cuentitos. Una es la historia de un cinéfilo, supongo, que está sentado en la estación. Es un hombre grande que ve una chica que le recuerda a todas esas mujeres que nombro en la canción, y ve cómo todo eso se desvanece cuando ella se pierde entre la multitud. Y la otra es un relato policial casi, con cierto humor, más moderno, en la que el tipo cuenta la historia con el balazo clavado. Anoche estaba viendo en la tele Tarde de perros, ¿te acuerdas de la película de Lumet, con Pacino? Es eso, el tipo toma rehenes en un banco y se hace una película.

Ya que mencionas al cinéfilo, háblame de tu segunda película, ¿Quién es el portaligas? ¿De qué va?

Estoy editando ahora. Va de los años ochenta, de como encuentra el tiempo, 20 años más tarde, a un grupo de amigos que han tenido rollos pasionales y qué sucede con todo esto.

¿Se refleja algo de la trama en el disco nuevo?

No lo sé, puede ser que haya un espíritu musical allí dando vueltas. Surgieron juntos los proyectos. Mientras escribía la película y la filmaba estaba componiendo el álbum. Terminé de filmar las tres cuartas partes de la película y grabé el disco. Son dos cosas que se gestaron a la vez. De hecho, la canción que cierra la película es una canción del disco.