marzo 30, 2007

"Los Cien años de soledad ya pasaron", Fito Páez en el Panel del Congreso de la Lengua (Catagena, Colombia)

Entre palabras y canto, grandes cantautores enaltecieron la riqueza y diversidad étnica de la música hispana

"Los cien años de soledad ya pasaron"
Dijo Carlos Vives en el cierre de uno de los paneles más esperados y concurridos del IV CILE. Junto a él, Tania Libertad, Fito Páez, Javier Rubial y Amancio Prada deleitaron al auditorio en un concierto hablado que terminó con música y abrazos.

Cartagena de Indias, marzo 27

Era sin duda uno de los paneles más esperados y concurridos del IV Congreso Internacional de la Lengua Española: Carlos Vives, Fito Páez, Tania Libertad, Javier Rubial y Amancio Prada, bajo la conducción de Eduardo Bautista, presidente de la Sociedad General de Autores y Editores de España, SGAE, y de Jorge Arellano, director de la Academia Nicaragüense de la Lengua, vinieron, hablaron, cantaron y encantaron. El escenario: el panel “La canción hispana en la sociedad globalizada”.

Lo sucedido ayer en el auditorio Getsemaní del Centro de Convenciones de Cartagena ante más de 1.500 personas, fue un concierto de palabras, de diversidad, de amor por el español, por las músicas y por las identidades de Iberoamérica.

“Este será un panel políticamente incorrecto”, anunció Eduardo Bautista presagiando ya un ambiente mucho más desenvuelto en el desarrollo del panel a diferencia de la rigidez de las conferencias académicas. “Será un panel revolucionario, porque la música libera a la gente, nos enseña a pensar el mundo que vamos a dejar a nuestros nietos”. Enseguida, recordó como la canción de autor en España jugó un papel clave en la caída de Franco señalando que “no ha habido un solo movimiento de liberación donde la música no sea fundamental”.

Las estrellas
Fito Páez, comenzó por derribar los muros que separan a la música popular del mundo académico y basó su intervención en un magnífico texto de la novela “Soñar y contar” del escritor británico Hanif Kureishi, uno de los grandes intelectuales del multiculturalismo en la actualidad. Su premisa básica exalta el valor de la voz de los artistas, como una voz honesta, que motiva cambios en las personas, una voz que habla motu propio a diferencia de los políticos que tantas veces hablan por sí mismos pero haciéndonos creer que hablan por todos.

Javier Ruibal, oriundo de Cádiz y cercano a esa realidad multicultural de la inmigración ilegal y la comunión de razas y de culturas que se entreteje de espaldas a los gobiernos de Europa, dijo que quería saber cómo “empadronarse en Macondo”. Aunque la frase era bien intencionada, tal vez no produjo el júbilo esperado porque se dijo en un país en el que el empadronamiento no existe, o al menos, en donde los únicos que entienden la figura son aquellos que han vivido en países del mundo desarrollado. Al igual que Páez, Ruibal reivindicó la existencia, no de una música sino de muchas músicas. Criticó a su vez la tendencia mercantilista del medio, en el que se privilegia una música escrita para arrebatar antes que para formar. Es un convencido de que la música cultiva y engrandece a los seres humanos y señaló que “la canción no es concebible sin la riqueza poética”.

Para Amancio Prada, no ha habido en América Latina un quiebre entre la canción popular y la música moderna y hay allí una tradición y un patrimonio de incalculable valor. “En España, por desgracia, nos hemos dejado llevar por otras corrientes”, lamentó, no sin antes agregar que “debemos exigir a los grandes medios, una mayor presencia de la música en español”. Cerró su intervención ofreciendo al público una hermosa copla suya con la que musicalizó un poema de Celso Emilio Ferreiro, destacado político, escritor y poeta gallego. Aplausos rabiosos del auditorio.

La intervención de Tania Libertad, destacó el papel de la mujer en la canción hispana y pidió que el arte y en general las expresiones artísticas, hagan parte de cualquier plan de educación. Señaló con ironía cómo en la tradición musical americana, la mujer es la “santa o la puta” y cómo está presente como tema principal de la música popular.

Finalmente, el samario Carlos Vives, cerró las intervenciones recordando su amor por el rock argentino pero aclarando que lo suyo era hablar de Colombia. Exaltó que en su país, como en pocos, existe una diversidad étnica y cultural que le da a la música una mezcla poderosa de influencias indígenas, negras y blancas. La música colombiana es por excelencia, una música mestiza. Lo preocupante según Vives, “es que nos estamos olvidando de esa diversidad, que la estamos dejando atrás”. Para el cantautor colombiano, “la cumbia es la madre de nuestra música, es el blues del Magdalena”. Inmediatamente después improvisó unas líneas de su canción “Mayté”, en donde resaltó presencias andaluzas y africanas. “La cumbia es al mismo tiempo afroantillana e indígena”, explicó.

Recordó también las clases de folclor que recibió en sus años de universidad. “Un profesor mío, Guillermo Abadía, me dijo un día: el folclor no se graba, no se amplifica, no se sube a un escenario. Ahí entendí entonces que lo mío no era ser un juglar vallenato sino un artista de la industria. A mí no me queda eso de ser un Leandro Díaz o un Rafael Escalona. Ellos no fueron a la escuela pero aprendieron la música de los pájaros, los ríos y los cantos de vaquería. A mí primero me tocó ser galán de telenovelas y cantar jingles para vender jabones”.

Su ascenso a la industria del entretenimiento fue explicado así: “No entré al medio para exportarme, de hecho cuando empecé a cantar vallenatos se me acabaron los contratos. Lo hice para aportarle a mi localidad, para hacer sonar esa música que viene de nuestros maestros y de nuestra tradición oral, pero hacerla sonar a mí manera”. Interrumpe su relato y comienza a cantar una composición indígena que dedica a Tania Libertad por ser un gran homenaje a la mujer. “Ahora entienden por qué no podía ser yo un folclorista”. El auditorio lo ovacionó emocionado.

Retomó el hilo diciendo que “desde hace más de 500 años tenemos un complejo de inferioridad del carajo. No hemos entendido que los cien años de soledad ya pasaron, que en nuestra música tenemos cien años de felicidad, de futuro”. Pero como no hay felicidad total, reclamó al Estado y en particular al Ministerio de Cultura, mayores esfuerzos por rescatar a los maestros de la tradición oral. “Pido que nos unamos para mantener vivas nuestras tradiciones. Pido seguridad social para que no mueran en el olvido y en el hambre.” Y a la industria musical, pidió más respeto y menos complejos con el talento colombiano. “Cuando hablo del rock de mi pueblo no soy pretencioso: ya es la hora del rock de mi pueblo. Y por eso le doy gracias a mi pueblo y a Lucho Bermúdez. Gracias también al maestro Escalona”.

Vives aprovechó la atención de todos los asistentes para pedir el regreso de Gabo a Aracataca. “Ojalá que funde una escuela de cine allí o en Barranquilla o Santa Marta”. De Juanes y Shakira dijo: “Entendió muy bien que lo suyo era hacer rock paisa. Pero a Shakira le pidió “sonar más a Magdalena que al Missisippi,” recordando que esos dos ríos americanos van a desembocar en ciudades de gran auge musical en extremos opuestos pero de inmenso valor musical: Barranquilla y Nueva Orleans.

El gran encuentro de la palabra cantada en español se cerró con Fito Páez al piano y las voces, primero de Tania Libertad cantando “Yo vengo a ofrecer mi corazón” y luego de Carlos Vives cantando “Del 63”. Inolvidable.

“En horabuena a todos los colombianos y en horabuena a la lengua porque está de fiesta”, fue el cierre emocionado de Eduardo Bautista.



Imágenes del panel :(no las he podido subir, aquí estan todas las fotos)