diciembre 13, 2007

Entrevista Revista Quid (Diciembre 2007).

CON LA CAMARA EN OTRO LADO - Por Carla Pandolfo

Fito Páez se prepara para su tercer film y para una miniserie además de estar abocado a su gira, presentando su disco Rodolfo

En su último disco dice "la vida es una hoguera que quema toda ilusión" ¿Qué ilusiones se quemaron hasta ahora?
La ilusión es eso, una ilusión. La frase funciona como una pira de las cosas que uno aprende cuando es niño, de los valores que nos pasan nuestros padres. Ilusiones. No está dicho en un sentido romántico (si bien la música tiene esa impronta más bien melancólica) está hecho por un tipo de 44 años que sabe perfectamente el significado de la palabra ilusión. La vida es una hoguera que quema todas las cosas, como la vida misma que también se quema. Las ilusiones son espejismos necesarios. Cuando uno ama no sabe por qué ama, se ama. Querés tener ese sujeto amado allí o cerca o las infinitas maneras que tenemos los seres humanos para sentir que estamos vinculados con algo. A mí muchas cosas me hacen ilusión. Ahora estoy armando mi tercera película y tengo muchas ilusiones, estoy entusiasmado. Es importante tener ilusiones, en ese sentido soy anti existencialista. Si pasa una chica guapa me da ilusión. También lo dice un tipo de 44 años que, bueno, dice muchachos, bienvenidos al mundo real.
En sus composiciones, usted tiene dos lugares aparentemente irreconciliables –uno del anhelo de libertad, creatividad, y al mismo tiempo uno que se refiere a la oscuridad del ser humano, las pasiones, los mundos más cerrados- ¿Esto es así?
Este es el trabajo de muchos años, de mucho laboratorio donde lo que aparecía no me gustaba, o no me sentía cercano a ellas. Y de pronto aparecieron todas las canciones juntas. Todavía no tuve ni tiempo de ponerme a pensar sobre el álbum pero lo que veo es que me interesaba cierta estética. Pensé que no quería jazz afuera, acá ahora, no. Quería hacer canciones dentro de cierta manera de tocar el piano dentro del pop, con algo de conservatorio europeo, un disco romántico. Creo que está la cámara puesta en otro lado, como decir está todo bien, pero yo estoy acá, sé cómo es el negocio. Siento haber obtenido cierta independencia sin haberla buscado. No estuve haciendo una revolución a alguna estructura, es más íntimo. La vida es la reina madre de la inmensidad/ la que agita las fieras, la que acerca los corazones /la música es la reina madre y ya no se hable más/ silencio que ha llegado ella con sus balas y flores,(1) eso me parece que es algo.
¿Siente que hay una relación muy estrecha con las personas de su generación? Muchos músicos se van aggiornando a la generación más joven, a usted no le pasa eso...
Es probable, sí, estoy de acuerdo. Lo que pasa es que evidentemente vas creciendo y vas incorporando cosas como a los veinte años, pero ahora hay más y es más complejo. Hay que intentar dar alguna pista, no estoy hablando de consejos ni mucho menos, pero expresar algo de lo que uno considera que vale la pena ser dicho y siempre con ánimo de libertad en ese aspecto, sin llegar a ninguna sentencia porque lo que uno aprende cada vez más es que cada vez sabe menos de la vida y a la vez ir relajando sobre los mandatos: Tenés que tener una familia de tal manera, tenés que hacer esto no tenés que hacer lo otro. Lo que yo descubrí fue que cuando hice más fuerza por mis deseos, fue cuando fui más feliz.
¿Cómo es eso?
Quiero decir, que cuanto más tenés claros tus deseos, más pleno sos. También interesa la academia, en cualquier aspecto, pero también interesa la calamidad canalla que te salva. Somos una generación criados en el desconcierto, porque no fuimos desaparecidos, ni formamos parte del estallido tecnológico y económico mundial, o de progresismo furioso…
La generación perdida...
Me gusta eso. En realidad todos somos raras avis y no me gusta hablar de cierta generación, pero lo que sí es cierto es que fue un momento raro en el que nacimos y crecimos, quedamos como suspendidos, teníamos la ilusión de que iba a suceder algo después de la dictadura y no, fue todo mal. Somos hijos del desconcierto que no perdimos el humor.
¿Percibe los ochenta como lo que se ve en su film, un momento muy desaforado?
Sí, por lo menos fue mi experiencia personal. A los veinte la máquina está para volar. Lo que fue muy lindo fue recrear todo eso. Yo quería contar la velocidad pero quería un cuento, no quería mtv. La escritura del guión fue totalmente adrenalínica, después hay que cargarse la cámara en el hombro y darle el pulso a los actores y las cosas tienen que comenzar a suceder. Fue muy hermoso volver a recrear todo aquello.
Mucha gente piensa que a usted, por llamarse Fito Páez, se le perdona todo, que puede hacer una mala película e igualmente tendrá cierta aceptación gracias a quienes lo siguen ¿qué piensa de esto?
Para mí llamarme Fito Páez es más bien una cárcel a la hora de hacer una película. Lo que pienso es que por haber hecho muchos discos y ser conocido, sé que tengo mucha mirada encima, y eso, quiera o no, está.
¿Lo venció?
Sí, hay una cosa del espíritu de uno que es más fuerte y también uno tiene anticuerpos preparados para la crítica.
Y no podía faltar su homenaje a Thelma & Louise
Es que es una película muy hermosa. Dos mujeres que cortan, se van embrollando hasta encontrarse con un quilombo enorme. Yo creo que es una película muy importante porque es la primera de la industria sobre dos heroínas, mujeres. Es la amistad de dos mujeres junto a ese personaje maravilloso de Harvey Keitel que las quiere salvar porque entiende bien qué es lo que pasa. Me pegó mucho el espíritu de esos personajes tan hermosos.
¿Qué importancia tienen las mujeres en su vida?
Una me trajo al mundo, imaginate. Aparte del erotismo que me puede despertar una chica hay algo que me embruja, ni siquiera puedo decir que me gusta… me embruja, ésa es la palabra. No tengo armas, desde la sagacidad de la Sarlo hasta el sex appeal de Kate Moss y no las conozco personalmente. He conocido chicas muy insólitas, muy disparatadas y eso me encanta. Y he tenido suerte de conocer chicas muy buena gente, muy buenas personas. Locas y cálidas, entonces es irresistible.
¿Cómo es la chica Páez?
No sé cómo es, qué se yo... Creo que los tres personajes encarnan tipos de mujeres que he conocido y me gustan. La amistad por sobre todas las cosas, pasionales y cada una con su lógica y amando y comprendiendo a la otra. La chica Páez no juzga.
¿Estética de la chica Páez?
No es algo a lo que le preste atención… creo que es la estética de la libertad, es decir, como ella quiera, si es como quiere puede ser la chica Páez (risas) Imaginate un mamarracho como yo rodeado de sus chicas (risas)
De su primer filme al segundo hay una enorme diferencia ¿a qué lo adjudica?
Pensé mucho sobre eso, ahora que estrené la segunda. A la única conclusión que llegué fue que dada mi naturaleza pisciana, hice lados que se complementan entre sí y posiblemente, reactiva. Yo sentía, mientras filmaba la primera, que tenía que hacer esa película casi como una responsabilidad cívica. No sé si era lo que yo sentía, pero tenía que pasar por ese tema, la segunda década infame, y que abordara la tragedia. Sentía que no podía especular, que no iba a poder avanzar si no contaba eso primero.
Contó Edipo...
Sí, es un Edipo pasado por el horror argentino. Nunca me voy a olvidar lo que me dijo Arturo Ripstein: cuando entras a la tragedia, desde el primer fotograma el público tiene que saber que es una tragedia me pareció muy claro. Y con la segunda hice un disparate, todo lo contrario. Siento que tiene algo de Copi, salvo por el tema de la sexualidad, creo que podría haber sido una historia escrita por él, por el tono, la velocidad, el disparate.
¿Qué leyó últimamente?
Terminé hace poco Despertad, jóvenes de la nueva era, de Oé, arriba de todo, delirio total, extraordinario. Me regalaron los cuentos de Di Benedetto, que me gustan mucho, muy hermoso. Tengo en la mesa de luz la Historia de la literatura argentina, de Sarlo, La narración objeto, de Saer… soy un lector caótico pero me gusta mucho
¿Existe la magia?Yo la pienso a la manera como la piensa Woody Allen, la magia existe porque hay un truco que alguien compra, como una ilusión… y eso nos lleva al principio de nuestra charla. Después está lo otro, que no sé si llamarle magia, los aspectos de la patafísica, digamos, o de cierta metafísica. Me da mucha bronca cuando dicen qué mágico, no, no, no, la magia es truco, lo otro es espiritual, eso no es magia, es algo que no se sabe cómo se llama, que no se puede explicar y que es lo más importante.

(1) Se refiere a El cuarto de al lado, tema incluido en Rodolfo, su última placa