Fito por la noche Rosarina.
Fito en casa
El viernes, cuatro jóvenes celebraron en el bar "Berlín" la obtención del título de realizadores audiovisuales y presentaron el corto que hicieron a modo de tésis final, titulado "A la vuelta de la esquina". Actores, camarógrafos, iluminadores, productores, extras, familiares y amigos así como la banda que hizo la música del filme metieron mucho ruido y terminaron todos felices y muy mojados de cerveza por dentro. Pero la madrugada trajo una sorpresa. Cayeron al boliche Fito Páez y Coki Debernardis. El músico rosarino vino a presentar una función especial de su última película "De quién es el portaligas" y a dar un recital en el Monumento. Y se volvió a proyectar el corto. Emocionado y asombrado a la vez, Fito se abrazó con el director, guionistas, actores y editores y resumió su opinión en una palabra que repitió varias veces: "Maravilloso chicos, maravilloso". Más tarde, cuando cerró el bar, Fito y su amigo Coki terminaron el departamento de uno de los nuevos directores de cine donde siguió el festejo. Y alguien, vaya a saber cómo, consiguió un piano que sonó hasta que se iluminó el cielo. Lo que se dice, una noche inolvidable.
El viernes, cuatro jóvenes celebraron en el bar "Berlín" la obtención del título de realizadores audiovisuales y presentaron el corto que hicieron a modo de tésis final, titulado "A la vuelta de la esquina". Actores, camarógrafos, iluminadores, productores, extras, familiares y amigos así como la banda que hizo la música del filme metieron mucho ruido y terminaron todos felices y muy mojados de cerveza por dentro. Pero la madrugada trajo una sorpresa. Cayeron al boliche Fito Páez y Coki Debernardis. El músico rosarino vino a presentar una función especial de su última película "De quién es el portaligas" y a dar un recital en el Monumento. Y se volvió a proyectar el corto. Emocionado y asombrado a la vez, Fito se abrazó con el director, guionistas, actores y editores y resumió su opinión en una palabra que repitió varias veces: "Maravilloso chicos, maravilloso". Más tarde, cuando cerró el bar, Fito y su amigo Coki terminaron el departamento de uno de los nuevos directores de cine donde siguió el festejo. Y alguien, vaya a saber cómo, consiguió un piano que sonó hasta que se iluminó el cielo. Lo que se dice, una noche inolvidable.
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