febrero 11, 2008

FESTIVAL DE GUITARRA

Paul Anka y Jorge Drexler le ponen voz al XIX Festival de Guitarra

DAVID MORÁN. BARCELONA.
Al Festival de Guitarra se le ha quedado pequeño el nombre. Tanto es así que, después de dieciocho años haciendo de las seis cuerdas el hilo argumental de un discurso siempre abierto a trasvases y transfusiones estilísticas, la organización ha decidido añadir la coletilla de «Y otros acordes» a la XIX edición de un certamen que, del 3 de abril al 7 de junio, desplegará en Barcelona un curioso cartel capitaneado por Paul Anka, Pedro Guerra, Al Kooper, y José Mercé, entre otros.
La consiga es clara: el festival quiere ampliar horizontes, renovar tendencias y reorientar su perfil artístico. «En los festivales de pop nadie discute que haya diversidad estilística, por lo que no me preocupa que en el Festival de Guitarra haya algún concierto sin guitarra», aseguró Joan Antón Cararach director artístico de una muestra que incide en la palabra para dar y voz y voto a artistas como, entre otros, Fito Páez, Noa, Luis Eduardo Aute y Jorge Drexler, quien inaugurará el festival el 3 de abril con un concierto acústico.
El motivo de este giro argumental hay que buscarlo en la «jubilación» de Ichiro Suzuki, fundador del festival y director del mismo hasta que, hace dos años, se retiró a Japón dejando en manos de la promotora The Project todos los aspectos relativos al festival. «Ahora podemos apostar por un festival más ambicioso», señaló Joan Roselló, responsable de un festival en el que la ambición se traduce en una veintena de conciertos repartidos entre el Palau de la Música, el Auditori, Luz de Gas y Bikini y excursiones puntuales al Teatre Joventut de L´Hospitalet, el Auditori Can Roig i Torres de Santa Coloma de Gramanet y el Teatre-Auditori de Sant Cugat. El presupuesto, de 750.000 euros, también responde a ese intento por ofrecer un festival «más abierto, potente y completo que nunca».
Malabarismo y nostalgia
Serán, en total, 24 actuaciones en las que tendrán cabida tanto a los malabarismos metálicos de Joe Satriani como a la leyenda subterránea de Al Kooper, destacado escudero de Bob Dylan en la década de los sesenta y testigo directo de la transformación eléctrica del autor de «Highway 61 Revisited». La nota nostálgica la pondrá Paul Anka quien, a sus 67 años, adaptará al swing una colección de clásicos del rock acompañado por una big band de dieciséis músicos.
El festival acogerá también dos onomásticas de corte muy diferente: el decimoquinto aniversario de los catalanes Gossos y la celebración del cincuentenario de la bossa nova a cargo de Milton Nascimento & Jobim Trio. El brasileño Seu Jorge y los chilenos Quilapayún se suman también a una muestra en la que la guitarra clásica, una de los grandes sacrificadas en este cambio de rumbo, encontrará refugio en la interpretación del «Concierto de Aranjuez» de Xuefei Yang y en una nueva entraga de la Mostra de Joves Guitarristes impulsada por la ESMUC, el Conservatorio Superior de Música del Liceu y la Escuela de Artes Musicales Luthiers.
Con el apartado flamenco en manos de José Mercé, Chicuelo y Son de La Frontera y viejas leyendas como Dickey Betts, ex líder de los Allman Brothers, reviviendo glorias pasadas, la gran incógnita del festival será ese «A solas» en el que Fito Páez se presentará acompañado únicamente por su piano