marzo 18, 2008

En Montevideo.

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Rodolfo y su piano
escrito por Matías Rótulo (desde Montevideo)
Tuesday, 18 de March de 2008
Fito Páez volvió a cautivar a Montevideo con dos espectáculos en el Teatro Solís, días después de cumplir 45 años.
Dice la canción homónima que abre su primer disco "Del 63", "Nací en el 63, con Kennedy a la cabeza, una melodía en la nariz, creo que hasta el aire estaba raro, mediaba marzo". Un día después de haber cumplido 45 años, Rodolfo llegó para contar su historia, si es que de alguna forma ésta se puede contar, más que con un piano y su propia voz.

Porfiadamente admito que Rosario es una ciudad hermosa, cautivante y de lindos parques. Porfiadamente admito conocerla sin nunca haber estado allí. Diez dedos largos y flacos y un manojo de palabras volcadas sobre el piano bastan para que la memoria nos juegue una mala pasada y que todo sea más cercano. Si de arbitrariedades hablamos, aquel rockero de pelos largos hoy se convirtió en todo un caballero de traje y corbata negra. Pero no se trata de apariencias, sino de música. Fito Páez dijo que en algún momento "puede volver la bestia", pero hoy hay un concertista que canta, un cantante que compone, un compositor que con 45 años, tiene una de las más prolijas y brillantes carreras. Sin mayores variaciones a su anterior espectáculo en el mes de diciembre, el rosarino apareció en el escenario saludando como es típico en él, moviendo sus manos con los dedos abiertos y sonriendo a la vez. Luego de chocar contra el banquillo del piano, sentarse, remangarse apenas las mangas del saco, comenzó a sonar "Nocturno en sol +", una pieza sola de piano, que tenía como agregado el golpeteo de su zapato sobre la tabla del Solís.

Vidas privadas

Fito Páez en dos horas sintetizó su propio sentir. "Este momento de mi vida es hermoso", dijo y agregó "es un momento muy privado, porque en la vida me están pasando cosas muy buenas". Sin dudas se refiere a su paternidad, a su etapa creativa que incluye también el avance de su carrera ya no experimental como guionista y director de cine. Pero no hacía falta tanta explicación sobre el porqué de su etapa creativa siendo que Páez nunca dejó de auto referenciar su trabajo. Le canta a lo que admira, a lo que vive, a lo que piensa, a lo que lee y a lo que ve en el cine. También se da otros lujos "una vez lo vi cantando con una guitarrita y su voz finita en un bar de Buenos Aires y por eso invito hoy a Martín Buscaglia". También estuvo Hugo Fatorusso, elogiado hasta el hartazgo por el rosarino. Uno de los puntos más altos de la noche fue cuando juntos interpretaron "Giros" del año 1985. Fatorusso tomó las riendas del piano, y Páez de pie cantando alternaron miradas, voces y talento. Fito rechazó una guitarra que le ofrecían sus colaboradores, ya que del piano vestido del mismo negro del traje de Páez, nadie lo movió. Homenajeó a Spinetta, García, y Nebbia. "Gracias a ellos yo estoy hoy acá", reflexionó.

Con 45 años, dos hijos, 18 discos, 2 películas y un asombroso talento, Fito Páez regresó a Montevideo un marzo al Solís, donde sencillamente volvió a ser aquel Rodolfo, el pibe de Rosario que bien sabe que cuando nació, trajo consigo una melodía en la nariz.