noviembre 17, 2008

ENTREVISTA A LUIS ALBERTO. REVISTA QUID


LUIS ALBERTO SPINETTA: ALMA DE DIAMANTE
por Matías Chamorro.

Acaba de editar su último disco, Un mañana, un trabajo luminoso.


Sin estridencias ni poses, a fuerza de canciones bellísimas, se ha convertido en el artista más respetado del rock argentino. Su obra –que comenzó a delinearse hace casi cuatro décadas– no conoce ni altos ni bajos y,muchos menos, claroscuros. Toda, resultado de un universo poético rico en palabras y metáforas infrecuentes en el cancionero local, puede ser escuchada como un continuum irreprochable. En el 2006, año en que editó su álbum Pan, Luis Alberto Spinetta fue objeto del sabroso libro Martropía (Aguilar), del periodista Juan Carlos Diez. Ahora, adhiriendo a la campaña “Conduciendo a conciencia”, que emprenden los padres de los alumnos del colegio Ecos, entrega su disco número treinta y seis: el luminoso y cálido Un mañana.
Quid, dentro de los escasos medios que pudieron hacerlo, tuvo el placer de entrevistar a Spinetta.

— ¿Por qué ‘Un mañana’?
Un mañana es una visión del futuro, pero no en su aspecto histórico sino en el sentido de un transcurrir que nos involucra. O sea, más que develar lo que nos depara el futuro, intenta tomar conciencia de que cualquiera de estos días es importante para que realicemos un cambio. Un mañana vamos a estar muy viejos como para emprender mejorar las cosas. Crear para mejorar. Es la base de la felicidad.
— ¿Cómo describiría este álbum?
Hay que escucharlo como a cualquier disco. Y no estoy esperando que guste.
— ¿Por qué registró este trabajo en cinta analógica?
No me canso de repetir que no he grabado un solo disco sin cinta, desde que empecé hasta hoy. Es un mito. La cinta y el digital son sincronizables en mi estudio, por eso utilizamos ambas tecnologías a la vez, como siempre desde que empezó el Protools.
— ¿Cómo logró sobreponerse y delinear un disco tan luminoso, siendo que durante su realización sufrió la pérdida de Daniel Wirtz, ex baterista de su banda?
Nada de eso es fácil.Yo sé que tenía que seguir dándole a Dany las pautas de mi amor, como cuando tocamos juntos, y aún antes de que enfermara.Traté de estar presente con
todo y aún estoy conmovido por ese dolor. La música pasa por un carril inexplicable. No sé qué proceso de transformación ocurre cuando uno descubre una tonada y algo para decir en ella. Supongo que las penas profundas no pueden estar ausentes, y la esperanza en sí es el sonido sobre el silencio, por lo tanto es casi imposible obtener una pauta racional para lo que me pregunta.
— ¿Considera que el sonido que ha ido moldeando en sus últimos cuatro discos de estudio ha llegado para quedarse? ¿O contempla, en algún momento, virar hacia otros rumbos estéticos?
No puedo anticiparme tanto como para saber eso ya, cuando acaba de salir el disco.
Pero creo que para obtener la excitación necesaria al “imprimir” música, uno necesita cambiar; teniendo en cuenta que lo fundamental es el viraje en la composición, más que
en las herramientas de la producción sonora. Nunca grabé mejor en mi vida.
— Uno de sus trabajos más logrados y atípicos (por ser un soundtrack) es, sin dudas, ‘Fuego gris’ (1993). ¿Por qué nunca lo presentó en vivo ni ninguna de sus canciones forman parte de su repertorio habitual? ¿Está enemistado con esas canciones?
Fuego gris es un disco distinto de cualquiera porque fui “comisionado” a escribir canciones para un argumento ya existente. Reúne canciones hechas una a una a pedido de las diferentes escenas. Hace unos días estaba pensando en tratar de versionar Cadalso Temporal…
— ¿Cómo se lleva con las nuevas formas de distribución de la música, como el mp3, y las polémicas que se despiertan en torno a la cuestión?
Al que le gusta el alto audio no puede pensar en el mp3 porque degrada la calidad sonora. Para la instantánea de las ciudades llenas de ruido, donde siempre hay más ruido que potencia en los auriculares, la verdad, da igual. Para escuchar como se debe, hay que aislarse. Que el material se difunda con la rapidez del mp3 es una “ventaja” en términos de la posibilidad musical. El problema es que no estamos en la mejor época de la música popular, y encima que el mp3 suena peor, la música en general, es horrible. ¡Uno tiende a pensar que se termina en una porquería que circula como el agua por todos lados…!
— ¿Desde el primer disco de ‘Almendra’ –allá por 1969– hasta ahora, su olfato y concepción de lo que es una canción lograda es el mismo? ¿O ha ido cambiando?
El “olfato” mejora siempre y uno incorpora otras percepciones principalmente mientras se encuentre en una situación de voluntad creativa ajena al tedio, y sin pretender que el ego desvíe su intuición, y uno termine por creerse trascendente. Esto es el peor enemigo del músico.
— ¿A la hora de componer y editar un disco, su obra pasada se convierte en un fantasma algo intimidatorio, con el cual hay que medirse? ¿O puede abstraerse de eso?
Cuando uno se siente intimidado por algo así es porque justamente, no está pasando por un buen momento creativo. Uno no escucha la música anterior en forma de antecedente, o bien “historizando” su concepción. Simplemente uno presta atención en lo que le atrae de una nueva idea y trabaja para eso hasta obtener lo que desea y punto. Crear es totalmente cazador de fantasmas.
— ¿Por qué lecturas ha estado empapado últimamente? ¿Sigue leyendo la ‘American Scientist’?
Ya no leo esas revistas, aunque son fabulosas. Ahora releí Castaneda con mi mujer y me volvió a volar la capucha. Es un momento culminante en el habla hispana, el texto es impresionante. Mi pequeño libro de poemas Haiku, con Basho entre otros es muy
lindo también. Es como un I-Ching. Lo agarrás en cualquier página y siempre te responde.
— ¿Tiene proyectado realizar algún disco en colaboración?
En algún momento se dijo que estaba grabando nuevamente con Fito Páez… Con el maestro Páez tenemos mucho pendiente, pero nunca sabremos bien de qué se trata.
El proyecto de hacer un disco juntos como Ánima Bendita, en algún momento quizás deberá pasar a la realidad. O bien otra cosa. La versión de que nos juntamos a grabar es falsa.
— ¿Hay algún trabajo de su discografía que, de ser posible, volvería a registrar?
No volvería a grabar nada de aquello y a la vez, todo es reciclable, y naturalmente, de tener interés, lo haría.
— Con la perspectiva histórica que da el paso del tiempo, ¿Cuáles cree que han sido las principales enseñanzas dejadas por la sobreexposición mediática que vivió una década atrás?
Por momentos fue una pesadilla, pero el amor verdadero e íntimo no es mediático.
— ¿Cómo fue la experiencia de ser protagonista de ‘Martropia’?
Una experiencia muy linda gracias a la paciencia de Diez. Por momentos no sabíamos cómo, finalmente, todo eso podía convertirse en un libro.
— ¿Qué opinión le merecen los discos homenaje (“Al maestro con cariño”) dedicados a su obras y que fueron editados en los últimos tiempos?
Todo eso es muy lindo, aunque yo reniego. Pienso que es exagerado. Pero, a la vez, como se puede ayudar a una escuela como en este caso, resulta aceptable.
— ¿Qué pecados musicales no tolera o cree imperdonables en un músico?
En la música no hay pecado.