junio 09, 2009

cordoba.net


Fito Páez en Córdoba: entrevista y toda la info
Fito Páez vuelve a Córdoba con una formación de rock clásica. Explica por qué está tan cambia
Fito Páez ya es un hombre maduro. Parece estar en paz consigo mismo, con su pasado, y también con su apacible presente. Reconocido como parte importantísima del rock nacional, y por fin rodeado de su seres más queridos (sus hijos), en sus declaraciones se muestra simple, centrado y dispuesto al consenso. Parece que ya fue eso del "pibe triste y encantado" que llegó al tope de la popularidad y combatió con verborrágica grandilocuencia a quienes lo cuestionaban. Fito hoy atiende el teléfono con la risa en la voz, esperando el ida y vuelta con paciencia y buena predisposición. "Tengo tantas historias en Córdoba que no sabría por dónde empezar", arranca Fito.

"Me acuerdo de mis vacaciones en Punilla cuando era chico, de los bolichones donde tocábamos en la época de Baglietto, de la primera vez en La Falda, de los conciertos con Charly en Atenas. Tuvimos tantas aventuras que no tengo memoria para acordarme de todas. De los 20 a los 30, creo que no me acuerdo nada", comenta mientras ríe de nuevo y le vienen a la mente sus amigos de La Cumbre y Cuchi Corral.

Pero lo más importante es que Fito vuelve a Córdoba, una ciudad que lo espera para "consolidar su idilio con el rock y el pueblo", según la definición de su amigo Calamaro, tras el reciente paso del rosarino por el Luna Park (a continuación mirá un video de Naturaleza sangre, en una versión blusera con Juanse). Eso equivaldría a reafirmarse en el mapa como un artista popular, y Fito lo es, quién lo duda.
Con casi 30 años de trayectoria, Páez deja un importantísimo legado que él mismo repasará en versiones crudas y afiladas, el sábado en La Vieja Usina, junto a sus amigos y coterráneos The Killer Burritos.

Su vínculo con la banda rosarina empezó durante la grabación de su última película, ¿De quién es el portaligas? "Es la primera vez que tocamos con Coki y The Killer Burritos en la Docta", aclara Fito, pero asegura que su amistad lleva varios años de cocción.

"Soy muy amigo y fan de Coki desde hace mucho tiempo. En la película tocaron dos canciones, entre ellas Lejos de Berlín. Y cuando presentamos el filme decidimos tocarla en vivo, y después tocamos en un barcito, y luego un acá y allá, y salimos de gira por Chile, Brasil, y México. Todo se fue dando naturalmente", explica.
–Es una formación rockera...
–Es un cuarteto, y yo siempre trabajé con cuartetos, quintetos. El grupo es de rock, y ese no es un lenguaje que yo desconozca, para nada. Lo que pasa es que desde 2006 que no tocaba con una banda, estaba saliendo con el piano solo para Rodolfo o con Gerardo Gandini y una orquesta de cuerdas en la época de Moda y pueblo. Y sí, entre tanto material disponible, hay canciones que se prestan más para esta formación.

Aquella usina. La última actuación de Páez en la Vieja Usina fue en abril de 1995, cuando cerró la gira de presentación del disco Circo beat, el que sucedió al exitosísimo El amor después del amor. En aquél entonces, un lampiño y pelilargo Fito estaba en su pico de popularidad, disfrutando de las mieles de dos de los discos más vendidos en la historia del rock argentino.

"Fueron dos noches disparatadas, paramos en Carlos Paz con un grupete de gente y los conciertos fueron excepcionales, la banda estaba muy afilada", recuerda el músico, y define aquellos días: "Era un momento delirante".

"La gente estaba muy chiflada por lo que estaba haciendo y eso resultaba disparatado. Fue un momento de gran popularidad, pero momentos que van y vienen al fin. A veces te sentís parte de la gran familia, te miran y te escuchan más, y otras menos. Pero son coyunturas de la vida, nada más", añadió.

–¿Te costó mucho asimilar eso?
–Es algo que lleva sus años, nadie está acostumbrado a ser una persona popular. No se nace sabiendo eso, ni sabiendo nada, creo. Es una situación muy extraordinaria, muy delirante. Con los años vas viendo qué sucede y vas aprendiendo a entender qué es esa experiencia tan delirante que es la Argentina.

Sigue girando. La rueda mágica siguió girando y con todo lo que le pasó en la vida (tristezas prematuras, tragedias, éxito descomunal), Fito dice, disfrutando de la risa más importante de la entrevista, que finalmente, a lo largo de los años, no pudo aprender "nada".

"Cada persona tiene su historia, sus aventuras, su experiencia en el mundo. Todos los días se escribe el libro, como dice la frase, y siempre hay algo por descubrir. Cuando metés los dedos en el enchufe, la experiencia te dice que no y sin embargo los volvés a poner. De eso se trata la historia de la condición humana. Entonces, yo no creo en resúmenes ni frases célebres, no podría decir qué aprendí. Me siento muy joven de espíritu como para andar haciendo frases de autoayuda", explica.

–Sin embargo generar una familia te dará otra visión de las cosas...
–Depende. Hay de todo. Hay gente a la que sí y a la que no. El concepto de familia es volátil. Yo tuve la suerte de tener siempre familia alrededor (familiares, amigos, personas que elegí), muestras de afecto, de cariño, y también quilombo y desbarajustes. Para mí fue muy saludable poder compartir mi vida con tanta gente y haber sido ayudado y comprendido como yo hice con los demás.