mayo 02, 2011

Punto y aparte Fito Páez: «Las listas de ventas no existen. El disco desapareció»

GABRIEL RODAS Junto a Andrés Calamaro, el más grande de los cantautores argentinos que actualmente recorren el planeta. A medio camino entre el rock, el tango y la literatura, está de gira con canciones de siempre y prepara un álbum de versiones.

¿Siempre necesita refugiarse en la intimidad para componer?
Cuanto más silencio hay, más concentrado estás, pero también se puede hacer música en medio de los disparates, del delirio. Generalmente mi música aparece en soledad.

¿Cuál de sus canciones se acerca más a la perfección?
La perfección es una palabra odiosa, pero diría Tumbas de la gloria, una canción en la que están todos los elementos que me interesan: la armonía, el ritmo y la melodía, colocados de una manera divertida, simpática, y a la vez dentro de las tradiciones con las cuales me he criado, que son el tango, el rock y la literatura.

¿La canción, como género, puede pelear de igual a igual con la poesía?
Solo en algunos casos. La gran diferencia es que la poesía no precisa del sentido y la canción, sí. El grado poético de cada canción dependerá de cada oyente, que encontrará elementos misteriosos de acuerdo a la vida que haya tenido. La poética de una canción siempre es muy subjetiva.

¿Lo de Messi es poesía, ballet o simplemente fútbol?
Messi es un gran jugador. Me cuesta comparar el arte con el fútbol. Uno es un juego y el arte es el arte.

¿Cualquier cosa cabe en una canción?
Sí, siempre que le metas un poco de garra y esfuerzo.

¿Qué les exige a sus canciones?
Que sean libres, que tengan su personalidad. No les exijo que sobrevivan en el tiempo, que sean miradas por la historia, pero sí que sean divertidas a la hora de hacerlas y que cualquier tema que aborden lo hagan con rigor. Y a mí me exijo estar a la altura de ellas.

¿Cuando canta mira a los ojos de las mujeres?
Soy muy vergonzoso, me cuesta, intento concentrarme en la canción, pero una vez recuerdo haber ido con Cecilia Roth, siendo novios, a escuchar a Caetano Veloso a Sao Paulo. Caetano cantaba Un vestido y un amor, tema que yo le hice a Ceci, y él se la cantó a los ojos, lo que me dio unos celos terribles.

¿Alguna mujer le ha intentado seducir del mismo modo?
Nunca. Aún no se han animado.

¿Qué pueden aprender los rockeros españoles del argentino?
El rock español es como España: neto, claro, con mucha tierra y realidad, mientras que el argentino es más metafísico y romántico. Esas diferencias nos enriquecen mutuamente. Un gran equilibrio entre las dos fuerzas es Ariel Roth.

¿Para qué sirven las listas de ventas?
Ya no existen. La industria del disco desapareció.

Ya hablamos de la crisis, y quién mejor que un argentino para aclararnos si hay salida de este túnel.
Sí que la hay. España es un país que ha sufrido muchos golpes y se ha levantado. Con gente inteligente lo sacarán adelante.

¿Qué le apasiona en la vida, además del cine y la música?
Las mujeres, los vinos, la cerveza... No es que sea un borracho, pero me interesan sus efectos.

Adelante algún detalle de su nuevo trabajo discográfico.
Es un álbum de covers, de canciones de otros autores, que se llamará Canciones para aliens. Es una fantasía de querer recopilar grandes canciones del mundo y mandarlas al espacio, y que alguien las agarre y digan: mira qué se ha cocinado en la Tierra.

¿Algún autor español?
Dos: Serrat, con Fiesta; y Nino Bravo, con Un beso y una flor. En la nave también entran Sakamoto, Víctor Jara, Charly García, Carlos Gardel, quizá Prince, los Beatles, Pablo Milanés... Un repetorio muy ecléctico.