julio 01, 2011

CRÓNICA: Fito Páez "ofreció su corazón" a los limeños



ALEXANDRA ALVA @alvaalexandra
Redacción online
“Dale alegría, alegría a mi corazón, es lo único que te pido al menos hoy y dale alegría, alegría a mi corazón afuera se irán las penas y el dolor….”, Con este himno Fito Páez empezó una íntima velada en donde solo le bastaron un piano y su voz para hacer corear a sus fanáticos por hora y media sus más grandes éxitos.
Tras ese brillante comienzo, siguió un popurrí de canciones que incluyeron reconocidos temas como “Llueve sobre mojado”, “El amor después del amor”, “Al lado del camino” y “Desarma y sangra” a manera de homenaje a Charly García. Luego del éxtasis inicial, el argentino pidió absoluto silencio y alumbrado por las tenues luces del escenario, nos brindó un solo de piano que hizo estremecer a más de uno.
Cuando creíamos que ese sería el momento más sublime de la noche, sonaron los acordes de “Un vestido y un amor”, y cual director de orquesta, Páez nos guió en cada estrofa de la canción que fue vivamente ovacionada por la más de 2.000 personas que se dieron cita en el Centro de Convenciones Scencia de La Molina. Para redondear la primera parte, nos dejó con “A rodar mi vida”.
“Olé, olé, olé, Fito, Fito”, los gritos de ovación de sus seguidores no dejaban de sonar y el intérprete volvió a salir a escena y tal como lo hizo en el 2008 cuando nos trajo “Rodolfo”, el nombre de su anterior gira en Lima, esta vez enfundado en un saco amarillo y luciendo un polo con el logotipo de “Yellow Submarine” y volvió a pedirle al público completo silencio para dejarnos uno de los mejores momentos de la noche.
“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. Tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón”. Así, a capella y sin micrófono, iluminado solo con una luz naranja, Páez inició su corta pero extraordinaria segunda parte que dejó al público anodadado por la fuerza vocal de su interpretación.
Tras los incesantes aplausos, Fito cerró la jornada con ‘Dar es dar’ y ‘Mariposa Technicolor’ y se despidió con un sonoro “gracias Lima” y un ramo de rosas regalado por una fanática.
Sin duda una velada corta, pero que quedará grabada en la mente de todos sus seguidores. “Y ya verás, que no necesitaremos nada más”.