octubre 21, 2012

Fito Páez en Mendoza: el descanso del guerrero,




 






fuente:
http://www.mdzol.com/mdz/nota/427694-fito-paez-en-mendoza-el-descanso-del-guerrero/
El rosarino pasó para mostrar su “XX años después del amor” y ofreció un show emotivo, lleno de buenas canciones y dejando una imagen que dista años luz de la que venía ofreciendo. Un señor Fito, en todas las palabras.GAZZO WALTER.
FOTOS:


Pachy Reynoso/MDZ
Fito brilló en Mendoza.
Al terminar la batalla, el guerrero se saca su yelmo, se apoya sobre su espada y mira el terreno. Ve los heridos, los muertos, los sobrevivientes y el humo que al disiparse muestra el paisaje verde, libre. Ve su obra. Y, muchas veces, la disfruta.
Este Fito Páez 2012 es como ese guerrero. Hoy, dejó atrás sus enojos, sus rabietas, su obsesión instrumental y al mando de una espectacular banda disfruta, canta, baila, hace chistes y entrega lo mejor de si.

Este fue el Fito Páez que los mendocinos nos encontramos el sábado pasado en el Stadium Arena Maipú: un joven que puso sus canciones en nuestros walkmans y que hoy lo disfrutamos como un verdadero clásico. Y, a fuerza de ser sinceros, este Fito es el que más disfrutamos.

Desde el vamos, los 3.000 mendocinos que estábamos allí presentes cantamos a más no poder las 14 canciones de “El amor después del amor”, ese disco que está en todas nuestras casas y cuyas canciones alguna vez sirvieron para ser el soundtrack de un momento de nuestras vidas. Y la presentación fue impecable. Los temas volvieron a sonar como entonces y con la ayuda de las pantallas y las nuevas tecnologías pudimos tener a Celeste Carballo y Fabaian Cantilo en “Dos días en la vida”; a Charly García y Andrés Calamaro en “La rueda mágica”; a Luis Alberto Spinetta en “Pétalo de sal” y recordar aquellos clips de “Sacha, Sissí y el circulo de baba” y “La balada de Donna Helena”.
Mientras tanto, la banda (vestida como un grupo de rock de los 50) brillaba en la noche. Acompañado por Diego Olivero (piano y voz), Juan Absatz (teclado y voces), Dizzy (guitarras), Mariano Otero (bajo) y Gastón Baremberg (batería), el desafío más visible fue para la colombiana Adriana Ferrer, quien debió reemplazar a Claudia Puyó en los coros y cumplió con creces.
 Fito descansa y disfruta. Ya es un frontman que camina el escenario, lo disfruta, toca lo justo y necesario y hasta se da tiempo para hacer un chiste: una joven de la primera fila estaba hablando por teléfono con su amigo Clara, Fito le pidió el teléfono, le contó que estaba haciendo y le dedicó un tema. “Flasheó la pendeja” dijo entre risas.

Así, con la gente en el bolsillo, con una puesta lumínica excelente y con un sonido importante (que desbarrancó en “Ciudad de pobres corazones” por su excesivo e inútil volumen), Páez se llevó una ovación inolvidable. Tan inolvidable como sus canciones.