FITO PAEZ ESTA NOCHE EN MENDOZA. DIARIO LOS ANDES
Fito Páez, a rodar mi amor
sábado, 20 de octubre de 2012
Es el ’92, tenés 20 años y vas y venís con un
walkman. No sabés lo que es un mp3, menos un iPhone, y todavía no hay en
tu vida internet. Puede que ya hayas empezado a coleccionar compactos y
que –junto con otro millón largo de personas- te hayas comprado “El
amor después del amor” porque –a diferencia de los que sólo consumen el
último éxito radial- el autor de “Cuidad de pobres corazones” todavía te
provoca respeto.
Al cabo te enterás de que resultó el disco más vendido de la historia del rock nacional: algo que significa un gol de oro para esa industria discográfica todavía en pie, aunque eso no te predispuso al momento de ponerte los auriculares. Sí te llamó más la atención otro asunto: que el disco estuviera dedicado –“para Chechu”- y que, al subir el volumen, se tornara evidente que Fito Páez no sólo acababa de hacer un disco enamorado sino que acababa de crear canciones absolutamente imperecederas desde la alegría y no desde el bajón.
Ahora es 2012 y un Fito Páez que está cerca de cumplir los 50 regresa a Mendoza con “Veinte años después del amor”, la gira –y el show- con el que viene reviviendo las margaritas de su exitosísimo álbum. Páez arrancó esta gira en junio en Chile y trazó la ruta del recuerdo: Costa Rica, Venezuela (Caracas y Maracaibo), Colombia (Bogotá y Medellín), Brasil (San Pablo, Curitiba, Porto Alegre), Uruguay, Perú, Paraguay, Bolivia, México, Estados Unidos (Miami, Nueva York), El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, España, Israel, Inglaterra, Francia y, al fin, Argentina.
Entonces, olvidémonos por un momento de su “asco” a los porteños (pues recordarán esa columna que el rosarino firmó en Página 12 donde lamentaba la victoria de Macri y calificaba a sus votantes como “gente egoísta, gente sin swing”), de su cruce con Arjona ( del que, convengamos, salió malparadísimo cuando el guatemalteco le enrostró que primero quiso ser Charly, luego Almodóvar, y que no le salió) y finalmente de esas dos películas que dirigió (“Vidas privadas” y “De quién es el portaligas?”) de las cuales mejor no acordarse.
Esto es “El amor después del amor” y aquí estará esta noche en el Stdium Arena Maipú parte de la banda sonora de nuestras vidas. Capaz que Fito, tal como los hizo en el show del Planetario, explique cada canción: cuente otra vez cómo Cecilia Roth casi lo fleta de su departamento cuando lo vio llegar de madrugada dado vuelta, y de cómo ella se arrepintió cuando en... ¡cuarenta minutos! le compuso “Un vestido y un amor” en un pianito heredado de Charly García, por ejemplo. Y suponemos que aquí también escucharemos la pista de voz de Luis Alberto Spinetta aportándole una emoción extra al tema “Pétalo de sal”.
Hay recuerdos que no voy a borrar personas que no voy a olvidar silencios que prefiero callar
La estrofa inicial de “Brillante sobre el mic” se resignifica ahora en un nuevo contexto. De hecho, vuelve venerar a Fabiana Cantilo y Celeste Carballo –las Thelma y Louis que aparecieron en el Planetario- invoca a Andrés Calamaro y se da el gusto de llamar a Charly García para cerrar en su show en Capital con “Ciudad de pobres corazones”, un bonus imposible de obviar, sobre todo por esa ambigüedad de sentimientos que el cantautor rosarino mantiene con esa “puta ciudad”.
Del muchacho de la portada de “El amor…” a este señor que se sienta al piano a revolear la cabeza como un dislocado Steve Wonder han pasado dos décadas que no descartaron brotes de psicodelia, glamour con hombreras, discos que aceptamos con la nariz fruncida cuando venían de regalo, cinefilia, romances y celebraciones que trascienden la pura nostalgia. Este hombre que se trajea hoy con elegancia ya no es el que se tiraba al piso con la camisa de volados en el Gran Rex o el chico desnudo de ese arte de tapa que cumple 20. Pero sigue siendo un showman.
Veremos cómo nos devuelve la mirada –sobre nosotros- esta noche. Por Mariana Guzzante - mguzzante@gmail.com
Al cabo te enterás de que resultó el disco más vendido de la historia del rock nacional: algo que significa un gol de oro para esa industria discográfica todavía en pie, aunque eso no te predispuso al momento de ponerte los auriculares. Sí te llamó más la atención otro asunto: que el disco estuviera dedicado –“para Chechu”- y que, al subir el volumen, se tornara evidente que Fito Páez no sólo acababa de hacer un disco enamorado sino que acababa de crear canciones absolutamente imperecederas desde la alegría y no desde el bajón.
Ahora es 2012 y un Fito Páez que está cerca de cumplir los 50 regresa a Mendoza con “Veinte años después del amor”, la gira –y el show- con el que viene reviviendo las margaritas de su exitosísimo álbum. Páez arrancó esta gira en junio en Chile y trazó la ruta del recuerdo: Costa Rica, Venezuela (Caracas y Maracaibo), Colombia (Bogotá y Medellín), Brasil (San Pablo, Curitiba, Porto Alegre), Uruguay, Perú, Paraguay, Bolivia, México, Estados Unidos (Miami, Nueva York), El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, España, Israel, Inglaterra, Francia y, al fin, Argentina.
Entonces, olvidémonos por un momento de su “asco” a los porteños (pues recordarán esa columna que el rosarino firmó en Página 12 donde lamentaba la victoria de Macri y calificaba a sus votantes como “gente egoísta, gente sin swing”), de su cruce con Arjona ( del que, convengamos, salió malparadísimo cuando el guatemalteco le enrostró que primero quiso ser Charly, luego Almodóvar, y que no le salió) y finalmente de esas dos películas que dirigió (“Vidas privadas” y “De quién es el portaligas?”) de las cuales mejor no acordarse.
Esto es “El amor después del amor” y aquí estará esta noche en el Stdium Arena Maipú parte de la banda sonora de nuestras vidas. Capaz que Fito, tal como los hizo en el show del Planetario, explique cada canción: cuente otra vez cómo Cecilia Roth casi lo fleta de su departamento cuando lo vio llegar de madrugada dado vuelta, y de cómo ella se arrepintió cuando en... ¡cuarenta minutos! le compuso “Un vestido y un amor” en un pianito heredado de Charly García, por ejemplo. Y suponemos que aquí también escucharemos la pista de voz de Luis Alberto Spinetta aportándole una emoción extra al tema “Pétalo de sal”.
Hay recuerdos que no voy a borrar personas que no voy a olvidar silencios que prefiero callar
La estrofa inicial de “Brillante sobre el mic” se resignifica ahora en un nuevo contexto. De hecho, vuelve venerar a Fabiana Cantilo y Celeste Carballo –las Thelma y Louis que aparecieron en el Planetario- invoca a Andrés Calamaro y se da el gusto de llamar a Charly García para cerrar en su show en Capital con “Ciudad de pobres corazones”, un bonus imposible de obviar, sobre todo por esa ambigüedad de sentimientos que el cantautor rosarino mantiene con esa “puta ciudad”.
Del muchacho de la portada de “El amor…” a este señor que se sienta al piano a revolear la cabeza como un dislocado Steve Wonder han pasado dos décadas que no descartaron brotes de psicodelia, glamour con hombreras, discos que aceptamos con la nariz fruncida cuando venían de regalo, cinefilia, romances y celebraciones que trascienden la pura nostalgia. Este hombre que se trajea hoy con elegancia ya no es el que se tiraba al piso con la camisa de volados en el Gran Rex o el chico desnudo de ese arte de tapa que cumple 20. Pero sigue siendo un showman.
Veremos cómo nos devuelve la mirada –sobre nosotros- esta noche. Por Mariana Guzzante - mguzzante@gmail.com
posted by ciudadfitopaez at 6:48 p.m.
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