Desde Medellín un amigo del blog...nos regala este ramo de palabras...
CREO QUE AÚN TAL
VEZ PIENSAS EN MÍ…
Yo no creo,
estoy seguro. Y aunque pase por “iluso” que Fito y la banda aún piensan en
Medellín, el mismo artista lo mencionó varias veces, hay razones para hacerlo,
último concierto en Colombia, fin de la gira de “20 años de El Amor después del
Amor” y un marco espectacular con el aforo repleto de ávidos seguidores que
siempre se entregan en alma, corazón y voz a su ídolo.
Es difícil saber
qué fue lo mejor del concierto de anoche en el Orquideorama, si la perfección
con la que se interpretó de principio a fin el disco que dio origen a la gira,
si los “intros” de las canciones que en repetidas ocasiones daba Fito con
frases que aún resuenan en nuestras memorias, si la gran calidad de músicos que
complementan al gran Rosarino, la conexión con la gente, la verdad, dejo a su
criterio la elección, yo no puedo.
Extasiado
todavía con muchas de sus interpretaciones, la energía que irradiaba Fito era
contagiosa, se le notaba cómodo, feliz, como en casa, aunque sabemos que
siempre, Colombia y Medellín, serán su casa.
Entrando en
materia un poco más objetiva, las versiones de “La Verónica”, “Pétalo de sal” y
“Te vi” fueron sencillamente mágicas, sobre todo en esta última con una
historia hermosa y un humor repentino al contar que la compuso en un piano que
le regaló Charly, al aplauso del público responde “Me lo hubiera podido regalar
mi tía, no importa…”. Pero la “cima del amor” para mí en estas 14 canciones
llegó con nombre de dama “La balada de Donna Helena” en una versión magistral,
llena de sensualidad, fuerza y rock que extasió el público hasta un punto
impensado y los trapos al aire con “A rodar mi vida” que terminó con un Fito
emocionado por ser la última interpretación completa del disco.
Cambio de ropa,
aumento de energía, un “Cadáver exquisito” regresó para subir aún más el ánimo,
las infaltables “11 Y 6” y “Circo Beat”, luego, una descarga de energía, rock y
virtuosismo con “Naturaleza Sangre” y una frase que, resumida, de nuevo caló en la fría noche paisa “Yo ya
ni me creo lo que digo, pero estas palabras sí las creo, las sigo defendiendo”
antes de interpretar “Al lado del camino” canción que de nuevo elevó la energía
que parecía estar sin límite y en lugar de caer continuaba su ascenso, con
“polaroid” llegó una “locura ordinaria” con dedicación a todas las paisas y sin
“demagogia” como lo dijo él mismo para su acompañante en escena Adriana Ferrer.
Como siempre revienta los oídos y estremece los alrededores cuando se trata de
hablar de una “puta ciudad” que no pierde vigencia y más en Latinoamérica que,
seguro, muchos adaptamos nuestras ciudades a estas letras, mención especial
merece Dizzy Espeche, ¡qué solos de guitarra y qué energía tiene en el
escenario!, asumiendo el rol protagónico que generosamente cede Fito en el momento
que las cuerdas suenan más que las teclas.
Dar es dar,
simplemente eso, Fito dio y recibió para cerrar con una canción de estadio, una
“Mariposa” siempre vigente, cargada de fuerza y coros que en vivo tiene una
sensación distinta.
El amor llegó
desde Rosario, pero no terminó en Medellín, así la gira llegue a su fin, ese
amor por siempre quedará en nuestras memorias y cada vez es más fuerte y
seguro, ya estamos esperando el próximo concierto de Fito para expresarlo y
reafirmarlo; mención especial merece Andrea Echeverry y su espectáculo, lindo,
sentido y sincero, el carisma que irradia es asombroso y es ella, así tal cual,
ingeniosa, única y encantadora, grata la sorpresa.
Fue una noche
mágica, en Colombia fueron “dos días en la vida” para Fito, pero para nosotros,
en Medellín, fue un honor cerrar una
gira tan exitosa como la de hace 20 años, un poco más elegante, con canas y
barba, ya no tan “pibe” pero el mismo Fito, entregado y espectacular, por eso,
por lo visto en el escenario y porque todavía no nos reponemos de tanto amor de
anoche, creo que Fito aún piensa en Medellín, creo poder captarlo.
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