junio 09, 2014

Nota del Diario La capital.com.ar

Lunes, 09 de junio de 2014  01:00 | Escenario

Canciones inoxidables que avivan la llama de la emoción

Fito páez presentó “Yo te amo” en Club Brown. El artista rosarino ofreció un recital de poco más de dos horas en el que mostró algunas perlas que van camino a convertirse en clásicos. .
Fito Páez toca en Rosario y es una celebración. "Todos dicen que me fui y siempre estoy volviendo, che", bramó Fito, en un guiño a Aníbal Troilo, pero más a su historia con la gente, con su ciudad, y sobre todo, por el vínculo con aquellas canciones que mejoran con el paso del tiempo.
Páez presentó "Yo te amo" el sábado en Club Brown en un recital que, sin estar colmado de público, sí tuvo la calidez y emoción suficientes como para coronar uno de los shows más redonditos que ofreció el artista rosarino en tres décadas de carrera.
Fueron 25 temas en 2 horas y cuarto de máxima adrenalina. Fito hizo tres cambios de vestuario, mostró todos los videos de los temas nuevos y sonó impecable acompañado del devenido violero Diego Olivero ("de zona sur, es la primera vez que toca la guitarra en su ciudad", dijo Fito ); Juan Absatz, en teclados; Mariano Otero, en bajo y Gastón Baremberg, en batería.
De traje rosa, arrancó a las 10 en punto de la noche con "Yo te amo", tema leit motiv de un disco que sin llegar a ser brillante reúne algunas perlitas, infaltables en este show, que van camino a integrar su larga lista de clásicos.
Fito se comunicó mucho más que en otros shows. Homenajeó a sus hijos Margarita y Martín ("Margarita" y "Sos más"), habló de las mujeres que primero lo elogian y después "les veo la nuca a todas cuando se van", elevó la figura de uno de sus maestros artísticos ("cuando prendan la tele y vean lo que miramos todos, no se olviden que está Charly García") y no resignó ni un instante su espíritu festivo para levantar al público, a veces para pedirle que participen y "no sean dormidos" y otras, como un gran director de orquesta, para acompañar los coros entusiastas en sus mayores hits.
"A las palabras no les creo nada, a las mías menos, pero hay algunas que todavía las puedo cantar con la frente alta", dijo sentado al piano y lanzó "Al lado del camino". Fito tiene la virtud de combinar en una noche un tema de hace pocos meses con otro de hace veinte años y que entren en la misma sintonía estética y emocional. Ocurrió cuando desempolvó "El jardín donde vuelan los mares", de "Circo Beat" (1994). Hasta confesó que no se explicaba por qué motivo no lo tocó antes, y la canción sonó hasta más jovial.
Cuando hizo "Tumbas de la gloria" confesó que "nunca más pude hacer nada igual", y conmovió a todos con ese tema de cadencia piazzolleana y pulso rockero, que fue el emblema de "El amor después del amor".
De ese disco, también sonaron "Creo", "Brillante sobre el mic", "La rueda mágica", "El amor después del amor" (con el que abrió la segunda parte del show con un tapado de piel blanco) y "A rodar la vida", con Coki Debernardi y pulóveres al viento, y se extrañó la ausencia de "Un vestido y un amor".
"Perdón", "La velocidad del tiempo" y "Canción del soldado y Rosita Pazos", acompañada del conmovedor video del tema filmado por Romina Ricci, asoman como gemas de "Yo te amo", y convivieron mágicamente con, por ejemplo, "Polaroid de locura ordinaria" y "Ciudad de pobes corazones", de épocas distintas, pero con la misma impronta creativa.
Habían pasado más de dos horas y Fito volvió en los bises con "Dar es dar" y "Mariposa teknicolor". Ahí fue cuando dijo: "Todos dicen que me fui y siempre estoy volviendo, che". A 30 años de aquel inolvidable "Del 63", no hay dudas de que Fito Páez sigue estando allí, entre los grandes autores del rock argentino y entre los pocos que pueden encender la llama de la emoción con una simple melodía.