julio 11, 2014

Fito Páez: íntimo y excepcional Por Sebastián Espósito (Fuente : La Nación)

Fito Páez / Músicos: Fito Páez en voz, piano y guitarras; Mariano Otero en bajo, Gastón Baremberg en batería; Juan Absatz en teclados y guitarras, y Diego Olivero en primera guitarra / Funciones: el martes, en La Trastienda Club.
Nuestra Opinión: Muy bueno
Él puso las canciones en nuestro walkman, MP3 y cuanto reproductor de música portátil y de los otros surgieron en las últimas tres décadas. Él compuso himnos, temas desgarradores, viñetas de la vida conyugal y del reviente, y en este último tramo, del padre que muere de amor por sus hijos. Fue opinólogo, adhirió al modelo del gobierno actual y no mató a nadie. ¡Al contrario! Salvó unas cuantas vidas y lo vuelve a hacer cada vez que sube a un escenario.
La noche del martes tenía todo para ser especial. Porque Páez no suele presentarse en un espacio como La Trastienda, que favorece el contacto cercano entre músicos y público, el clima íntimo y de confesión. Y porque su disco más reciente, Yo te amo, ya había sido presentado. Entonces, era de esperar el repaso histórico por diversos pasajes de su trayectoria.
Inspirado y al frente de una banda impecable, que empezó a armarse para la gira de los 20 años deEl amor después del amor (con un veterano de otras formaciones como Juan Absatz), Páez construyó en dos horas un particular recorte de sus vidas: la artística y la pública.
Dos canciones de su disco de fin de siglo, Abre, rompieron el hielo y establecieron los climas que experimentaríamos en las siguientes dos horas: "Yo soy un espectro, soy un habitante, un cuerpo y un alma, un lucro cesante". Esa línea de "Desierto" quedaría flotando en el aire, en contraste con un Fito bien rockero, de cuero y con guitarra eléctrica en mano. Pero ese Páez le daría lugar rápidamente al otro, al pianista, primero con "Es sólo una cuestión de actitud" y luego con la nueva "Margarita", dedicada a su hija ("Yo me quiero ir a la luna con vos"). De Yo te amo elegiría, además de la canción que da nombre al disco, las que tienen una dedicatoria, un destinatario concreto: como la citada "Margarita"; "Sos más", consagrada a su hijo Martín, y "La velocidad del tiempo", que definió como una carta, "una conversación telepática" con Gustavo Cerati.
De muy buen humor, bien cerca de la gente -por momentos al borde del escenario-, eufórico y concentrado, Fito fue administrando la emoción, soltando con precisión esas piezas adheridas al corazón del público. Como "11 y 6", "El amor después del amor", "Tumbas de la gloria", "Carabelas nada", "Polaroid de locura ordinaria" y "Ciudad de pobres corazones". También se permitió sus licencias, como volver casi obsesivamente a ese gran álbum que es Abre. Porque cada uno tiene su disco Páez favorito y está claro que él mismo también. Cantó la cinematográfica y autorreferencial "Al lado del camino", además de un tema que dijo no haber vuelto a tocar desde aquel lejano 99: "Torre de cristal". Porque un zorro viejo de los escenarios sabe perfectamente que este tipo de conciertos debe pensarse y vivirse como especial, con perlas para los más fanáticos y entendidos en las materias del rosarino.
Su "hermano" Carlos Vandera, tal como recibió al cancionista de su pago chico, lo acompañó en "B. Ode y Evelyn" y "Brillante sobre el mic" (con referencia pianística a "Eiti Leda", de Serú Girán). Con los bises llegaron "Yo te amo" y "Mariposa tecknicolor". Un final perfecto de los muchos que puede ofecer el tipo que puso las canciones en nuestros reproductores y en nuestros corazones