30 AÑOS DE CARRERA.
Fito Paez sigue viniendo del 63
http://www.elpais.com.uy/domingo/fito-paez-sigue-viniendo.html
Con un sonido más limpio y pop, quien fuera el artista más exitoso del rock argentino a principios de los `90, ya lleva cumplidas tres décadas de carrera solista.
Con un sonido más limpio y pop, quien fuera el artista más exitoso del rock argentino a principios de los `90, ya lleva cumplidas tres décadas de carrera solista.
6 feb 2014
LEONEL GARCÍA
Hoy sorprende con loops y un sonido ultrapop con Yo te amo. Entre Giros vino a ofrecer su corazón, para luego cantarle su furia a Rosario, Ciudad de pobres corazones. Él, cuyos discos también eran estados de ánimo, le cantó a El amor después del amor y alcanzó el superestrellato, al tiempo que le pedía al mundo, proféticamente, que no lo dejaran caer en las Tumbas de la gloria que llegarían luego de levantar un Circo beat.
El público tanto lo situó en la cumbre del monte Olimpo del rock
argentino como lo fue bajando paulatinamente más allá de producciones
más o menos inspiradas, premios Grammy o Konex, incursiones literarias y
cinematográficas, o sus simpatías con el kirchnerismo, lo que ha
dividido más las aguas en torno a él que cualquier manifestación
artística. Al lado del camino,
a veces contramano y en otras dejándose llevar por él, el argentino
Rodolfo Páez (50), Fito Páez, cumple en este 2014 treinta años de
carrera solista, la que repasará en Montevideo, en el Teatro de Verano,
el 30 de abril. Está en un buen momento, pero su pico de popularidad,
que fue inmenso, hace tiempo que pasó.
Cuando todavía se llora a Luis Alberto Spinetta, se
reza por Gustavo Cerati y Charly García queda como único padre del rock
argentino, cuando Andrés Calamaro es considerado como el número uno
entre los solistas, conviene recordar que no fue sino Fito Páez quien
logró varios hitos. Su disco El amor después del amor (1992), con 1,1
millones de unidades vendidas, es todavía el más exitoso del rock del
Río de la Plata. Gracias a este trabajo, cuando todavía los recitales en
estadios estaban limitados a las estrellas inglesas o estadounidenses,
Fito metía 80 mil personas en dos noches en Vélez Sarsfield. Para
entonces, llenaba en un mismo año en Montevideo un Palacio Peñarol y una
tribuna Olímpica del Estadio Centenario. Esta historia, como tantas, se
repitió: luego de semejante éxito, con miles de fans nuevos y
ocasionales (espantando a miles de fans viejos), solo quedaba ir hacia
abajo. No se puede ir más arriba del cielo.
Pero nada era tan rotundo en 1984. Ni los sueños permitían vislumbrar tantos vuelos, caídas y vueltas a levantar.
21 años.
El talento musical de Fito Páez era notorio ya desde
niño en Rosario. Posiblemente fueran los genes de su madre, Margarita
Ávalos, concertista de piano, que murió de cáncer cuando el pequeño
Rodolfo -nacido el 13 de marzo de 1963- era un bebé de meses. Su padre
también era aficionado a la música. En la adolescencia el rock lo
golpearía de lleno, y prestaría sus manos a diversos grupos como
Neolalia, El Banquete y Staff. Aquí se vería por primera vez con Juan
Carlos Baglietto.
Fito también integraba un grupo de folklore, Acalanto,
que se presentaba conjuntamente con Baglietto, que ya por entonces
despuntaba como el principal artista de Rosario, mascarón de proa de la
llamada "Trova rosarina". En 1981 este convocaría al joven músico a
unirse a su banda como tecladista y arreglador. En breve también sería
compositor. Poco después se le permitiría cantar un tema en los
recitales.
Pronto trascendería a su ciudad. Entre 1983 y 1985
Fito Páez forma parte como tecladista de la banda de Charly García, en
sustitución de Andrés Calamaro que partía hacia Los Abuelos de la Nada.
Fue un período particularmente prolífico de García, que incluyó los
discos Clics modernos y Piano bar. En el grupo de Charly
ganaría prestigio y el primero de sus amores notorios, al ponerse de
novio con Fabiana Cantilo, vocalista de apoyo y luego solista destacada
(la pareja terminó siendo, a fines de esa década, una versión
subdesarrollada y menos extrema de Nancy y Sid). El panorama del rock
argentino de los 80 comenzaba a aclararse. En medio de eso, Fito -que
venía pidiendo cancha hace rato- cumple el sueño del vinilo propio.
Del 63 se llamó su disco debut, en referencia al año
de su nacimiento, publicado en 1984. Son nueve temas que planean en un
ambiente relajado, sensible, de sutiles riquezas musicales y ligeramente
optimista, aunque el propio Fito matizara: "Sin querer ponerme en
maestro de nadie, porque esa no existe, pretendo tirar una onda como de
abrir un poquito los ojos, de que vean que no está todo tan bien como se
cree, y que hay otra opción". De hecho, a la algarabía por la
recuperada democracia argentina el contraponía canciones como Cuervos en casa,
que hablaba de la siniestra historia de los hasta hacía muy poco
inquilinos de la Casa Rosada. Aún así, el disco no permitía vislumbrar
aún la furia que Fito sentiría en la segunda mitad de los `80 (luego del
salvaje asesinato de su abuela y su tía abuela) ni el tremendo éxito
que gozaría a principios de los `90.
En el futuro, Fito se referiría a un primer disco con
mucho cariño, encontrándole tanto una onda "tanguera y melancólica",
que atribuía a la transición de dejar Rosario para irse a vivir a Buenos
Aires, como algunos defectos en el volumen de algunas voces. "Lo que sí
rescato es la composición y lo musical". Entre sus puntos altos se
cuentan Del 63, una emocionada autobiografía de 21 años, Rumba del piano, tema que posteriormente vería una versión en portugués cantada a dúo con Caetano Veloso, y Tres agujas,
la preferida del propio músico, por su densidad, su abstracción y
porque la consideraba como la más lograda del álbum. Comparado con los
descomunales arreglos que acompañarían sus producciones futuras, a veces
directamente excesivos y perjudiciales, el debut conserva la belleza de
lo simple.
DISCOS QUE TAMBIÉN SON ESTADOS DE ÁNIMO: ESPERANZA, FURIA Y DOLOR, ENAMORAMIENTOS, SEPARACIONES...
El despegue en los 80
La esperanza y la melancolía expresadas en de Del 63 (1984) y Giros (1985) atrajeron a Luis Alberto Spinetta. Ambos dieron vida a La la la (1986). Todo esto quedó atrás por la furia y oscuridad (pero llena de poesía) de Ciudad de Pobres Corazones
(1987). La abuela y la tía abuela de Fito habían sido asesinadas en
Rosario y el músico cantaba su dolor en el que es considerado uno de sus
mejores discos.
Si Ey! (1988) había sido dedicada a su mujer, Fabiana Cantilo, en Tercer mundo (1990) él anuncia su ruptura en canciones como Fue amor. En El amor después del amor
(1992) le canta al mundo su enamoramiento con la actriz Cecilia Roth y,
de paso, llega a la cúspide de su carrera. Se mantiene a gatas en Circo Beat (1994) y comienza a derrapar con Euforia (1996) y Enemigos íntimos (1998) junto a Joaquín Sabina.
Un artista en el siglo XXI
Abre (1998) le permite sus primeros dos Grammy. Rey Sol (2000) es dedicado a su hijo Martín, adoptado junto a Roth, y Naturaleza Sangre (2003) habla de su separación. Sus nuevos discos, sin llegar a masividades anteriores, son bien recibidos por la crítica. Con Vidas privadas (2001) llega al cine. Su hija Margarita es fruto de su relación con la actriz Romina Ricci, musa de El mundo cabe en una canción (2006).
1 Comments:
Un poquito chota la nota.
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